EXHIBITION

Apuntes para el Salón de Madame B. o la búsqueda del Gesamtkunstwerk

LOKKUS ARTE CONTEMPORANEO, 07/29/2016 - 09/03/2016

Carrera 36 #10a-35 (Edificio La doble Elle)

ABOUT

Durante el siglo XX, numerosos fueron los movimientos y corrientes que adoptaron como prioridad el ejercicio de experimentación artística encaminado a trascender y transgredir los límites disciplinares y técnicos, hasta entonces fielmente guardados. Ejemplo de ello es el artista neerlandés Piet Mondrian, miembro del movimiento De Stijl (El Estilo) y uno de los precursores del neoplasticismo, quien, en 1926, fue comisionado por la coleccionista de arte alemana Ida Bienert para rediseñar uno de los interiores de su casa, destinado a usarse como estudio y biblioteca. Aunque el proyecto nunca llegó a realizarse, el diseño del salón de Madame B. fue plasmado en tres dibujos que 44 años más tarde sirvieron a la Pace Gallery de Nueva York para, por primera vez, construir dentro del espacio expositivo esta particular propuesta en la que paredes, techo y suelo fueron indiscutiblemente pensados como composiciones neoplásticas.

Esta apropiación del espacio a partir de composiciones visuales es el punto de partida del artista Aníbal Vallejo para el desarrollo de la instalación «Apuntes para el Salón de Madame B. o la búsqueda delGesamtkunstwerk». Al igual que Mondrian, Vallejo opta por extrapolar los límites de la pintura al espacio tridimensional, generando en este tránsito intrincados espacios imaginarios. Con una clara referencia al contexto de ruptura que tuvo lugar en las diferentes disciplinas artísticas a comienzos del siglo XX, su trabajo interpela la aparente distancia entre la bidimensionalidad de la pintura y sus posibilidades espaciales en el «cubo blanco», las cuales, gracias al juego con la escala, los ángulos y las continuidades que de tanto en tanto se fragmentan para cambiar de plano, se concretan en una ilusión de presencia.

En las paredes de la galería, su pintura inicia un diálogo con el espacio arquitectónico como consecuencia inminente de sus exploraciones con la geometría de la forma, la cual se desplaza y proyecta hacia el espacio del observador, envolviéndolo y afectando su punto de vista. Por otro lado, la pieza audiovisual de la instalación, un campo que por primera vez indaga Vallejo en su trabajo, constituye un inédito y sugestivo ejercicio por vincular tiempo, espacio y forma. El ritmo y la duración del sonido conducen e incitan a una especie de formalización visual a través de figuras geométricas que se expanden y contraen en una danza marcada por la música y que casi recuerdan el Ballet Triádico de Oskar Schlemmer para la Bauhaus, en 1922.

En las propuestas de los últimos años, el artista se ha decantado por un trabajo estructurado, dándole importancia al orden, el equilibrio y la geometrización. Su objetivo estético final ha estado encaminado a experimentar alrededor del concepto de la «obra de arte total» o Gesamtkunstwerk, término acuñado por Richard Wagner para referirse a un tipo de obra que integrara la música, el teatro y las artes visuales; idea que así mismo acogieron como permanente objeto de reflexión los utopistas de la primera posguerra y que desembocó, principalmente para el caso de la pintura, en la destrucción de los límites de su propia autonomía.

De esta manera, al igual que para Mondrian, Lissitzky o la Bauhaus, para Vallejo el problema de la pintura ha dejado de ser un mero asunto acerca de lo bidimensional para convertirse en un declarado interés por lo tridimensional, por los espacios de la ilusión, pero, sobre todo, por la imposibilidad de una obra de arte total. Su trabajo asume el lenguaje de la abstracción en la pintura como un volver a presentar (re-presentar) la totalidad de lo real. Luego de la depuración de la forma, el llegar a lo básico supone para él encontrar lo complejo a través de la búsqueda del ritmo y la compensación en las tensiones de la forma.

En su trabajo persiste –sin importar si se vale de la figuración o la abstracción– una preocupación por los límites de la pintura, por la idea de espacio y la forma en cómo éste se introduce en la práctica artística. Especialmente en esta ocasión, Vallejo nos plantea una pintura que reescribe el espacio y el sonido en tanto elementos constitutivos de cualquier experiencia humana de realidad. «Apuntes para el Salón de Madame B. o la búsqueda del Gesamtkunstwerk» pone de presente, además, las búsquedas históricas hacia las tensiones formales que alguna vez emprendieron Kandinsky, Malévich o el mismo Mondrian, para quienes la pintura como metáfora visual de la armonía espiritual, representó el espacio resultante entre intuición y experiencia.

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Anibal Vallejo

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